Compitiendo Conmigo Mismo

“Hay días en que parece que todo y todos estuvieran en mi contra.
“A mi rival le sale hasta lo imposible. El árbitro se equivoca todas a favor del otro. El público aplaude mis errores. Ni siquiera el clima ayuda: hace tanto calor, y el sol brilla justo en mi cara. Para rematar, tengo viento en contra y la cancha está mala.
“Claro que tengo derecho de sentirme mal. Cualquiera, hasta los mejores deportistas del mundo se sentirían mal. Sólo que ellos buscarían y encontrarían alguna manera de salir del problema. Tal vez no ganen, pero sí tratarían de recuperarse. Pero un deportista común como yo siempre se hunde ante las adversidades. Y a mí me pasa a cada rato.
“Si me estoy sintiendo mal, yo sé que lo lógico sería hacer algo para sentirme mejor. Pero la otra vez traté y no funcionó. Es verdad que no lo intenté por suficiente tiempo para saber si realmente funciona, pero se me hizo difícil mantenerme positivo mientras iba perdiendo. Al contrario, parecería que cuando las cosas van mal yo hiciera algo para ponerlas peor.
“Cada vez me enojo más, y me desquito con lo primero que encuentro. Me pongo negativo, no disfruto nada. Me dan ganas de que todo termine pronto para salir de aquí. Quiero perder rápido. Es como si estuviera del lado de mi rival.
“No sólo compito contra el otro, contra el público, el árbitro, la cancha y el clima. Resulta que además estoy compitiendo contra mí mismo.
“¡Cómo me gustaría poder controlar todo para que me favorezca a mí! Claro, eso es sólo un deseo. Lo único que puedo controlar es a mí mismo pero lo que hago es poner mis propios recursos en mi contra.
“Ya sé que si sigo haciendo lo mismo voy a seguir teniendo los mismos resultados, y eso me tiene realmente harto. Llegó el momento de probar algo diferente y mantenerlo hasta el final. Competir de mi propio lado, competir conmigo, no en contra de mí. Buscar los recursos para poder elevar mi rendimiento, como hacen los verdaderos deportistas de élite.”
Compitiendo en contra de sí mismo

En las líneas anteriores el deportista se queja de su rival, de factores externos y de sí mismo. El rival está haciendo lo que tiene que hacer. No se lo puede culpar por tratar de ganar, ni se le puede pedir que haga otra cosa. Frente al clima, el árbitro y el público, generalmente no se puede hacer nada.
Ante estas situaciones la mayoría de deportistas mantienen su atención sobre lo que no pueden controlar, y tienden a empeorar las cosas con actitudes dañinas. Están jugando en contra de sí mismos.
Compitiendo a favor de uno mismo

Es diferente competir con uno que competir en contra de uno.
Usted juega con su equipo en contra del equipo contrario. Se supone que usted no trata de jugar en contra de su equipo, ni sus compañeros en contra de usted. Tanto en disciplinas individuales como grupales, el deportista tiene que ser su propio aliado. Siempre tiene que ser el mejor aliado de sí mismo.
Mucha gente compite en contra de sí misma porque no sabe cómo competir a su favor. El principal error de muchos atletas es que fácilmente se enfocan en lo que no pueden controlar. La clave para competir a favor de uno mismo está en concentrarse en aquello que sí se puede controlar.
Así como las cadenas se rompen por el eslabón más frágil, cuando competimos bajo mucha presión o ansiedad, generalmente comenzamos a fallar por donde somos más débiles. Por eso casi cualquier intento de recuperación debe comenzar a estructurarse alrededor de nuestra mayor fortaleza. Enfocarse en lo que sabe hacer mejor es esencial para competir a favor de sí mismo.
Es un proceso que necesita perseverancia. Los resultados no siempre se ven de inmediato, pues con frecuencia un arma necesita tiempo para hacer daño en la resistencia del oponente. Ser persistente en el esfuerzo es imprescindible al competir consigo mismo.
A menos que su mejor arma sea la adrenalina pura, enojarse ayuda poco. Estar encendido es importante (y definitivamente es mejor que desmoralizarse), pero el exceso suele llevar a pérdida de control. Usted compite a favor de sí mismo cuando da cabida a las emociones que lo llevan por un camino positivo.
Por último, no hay que dejar todo para el momento de competir contra oponentes difíciles. Prepárese en entrenamiento y frente a rivales menos exigentes. Competir consigo mismo, controlar sus emociones positivamente, enfocarse en lo que sí depende de uno y concentrarse en lo que uno sabe hacer mejor son habilidades que se desarrollan progresivamente, al igual que todas las otras.
(Publicado en CLUBES LA REVISTA en Diciembre 08)