Madres Deportistas

Alexandra Escobar, Sandra Ruales y Carmen Malo, son deportistas ecuatorianas de alto rendimiento. Haber vivido la emoción de representar a Ecuador en los Juegos Olímpicos es una característica que tienen en común. Vivir con la responsabilidad de ser madres es otra. Ellas forman parte de una minoría de atletas de competencia que suman un gran compromiso a la larga lista de obligaciones que todo deportista carga naturalmente.
Está claro que para alcanzar el mismo nivel de rendimiento es más difícil ser madre y deportista que ser únicamente deportista. Los recursos deben distribuirse de manera especial, los horarios y el tiempo se deben ajustar de tal forma que se pueda cumplir con los compromisos de la maternidad y con los del deporte. Algunas preocupaciones, temores y ansiedades exclusivas de las madres se presentan durante la práctica y la competencia. Una atleta de cualquier nivel nunca podrá comprenderlas plenamente hasta sentirlas en carne propia.
Motivación
Aunque la motivación pueda parecer a primera vista similar a las de los demás deportistas, las razones para hacer deporte toman tintes especiales cuando hablamos de madres.
La gran mayoría de madres empieza (o vuelve) a hacer deporte por salud. Buscan beneficios cardiovasculares, para control de peso, y en ocasiones para aliviar dolencias específicas. Lamentablemente, la práctica deportiva es sólo temporal para muchas. Si tienen suerte alcanzan el peso que buscaban, reducen medidas o encuentran alivio a su dolencia. Casi siempre el esfuerzo implica más de lo que pueden dar, y para cumplir en el día a día con sus múltiples responsabilidades, comienzan a bajar la frecuencia de sus prácticas, asisten de manera intermitente o se retiran de forma definitiva, muchas veces inclusive antes de alcanzar el objetivo que buscaban.
Un pequeño grupo de madres hace deporte como trabajo. Algunas son entrenadoras, y una minoría es deportista profesional (proporcionalmente son muchos más los atletas profesionales padres que las atletas profesionales madres). Merecen tanto respeto y reconocimiento como cualquier madre trabajadora, pues enfrentan desafíos muy similares. Se encuentran en un campo tradicionalmente reservado para los hombres, casi siempre reciben menos recursos que los varones, y han de competir con mujeres que tienen con frecuencia menos responsabilidades.
Hay múltiples beneficios para las madres quienes tienen el placer como razón principal para hacer deporte. El trabajo físico favorece la producción de endorfinas, un maravilloso producto químico de nuestro cuerpo, que genera sensaciones de bienestar. El deporte mantiene su mente ocupada en actividades de diversión, ajenas a las demás responsabilidades que estresan su vida. Un pequeño grupo de madres no sólo encuentra placer en las prácticas sino también la competencia deportiva.
Usualmente las madres que buscan alcanzar resultados competitivos hacen deporte como un recurso adicional para mantener elevada su autoestima. Con frecuencia buscan para esto deportes de equipo, que les brindan además una valiosa sensación de pertenencia.
La autoestima de la mujer que es madre y deportista se eleva también al reconocer que la práctica deportiva mejora su imagen física.
Dificultades
Las madres que practican deporte viven los mismos días de veinticuatro horas que el resto de nosotros, pero generalmente tienen más cosas que hacer. Estas responsabilidades adicionales conspiran contra su actividad deportiva.
Por otra parte, si bien el deporte de nuestro país en general cuenta con recursos económicos limitados, cuando una mujer requiere de fondos para entrenar y competir, se le suele hacer más difícil conseguirlos. El apoyo en forma de publicidad es escaso porque la mayoría de los medios -incluso internacionalmente- dan menos cobertura al deporte femenino que al masculino.
Características de madres deportistas
Es más difícil practicar un deporte para una madre que para otras personas. Por eso, aquellas madres que logran mantenerse activas, desarrollan valiosas habilidades psicológicas que las caracterizan y las hacen destacar por sobre las demás.
Son mujeres muy ordenadas. Dado que tienen que cumplir con responsabilidades adicionales, sólo un estricto cumplimiento de su agenda les permite hacer que el tiempo alcance. Además de distribuir su horario de una manera más ajustada, tienen que ser más rápidas, más ordenadas y más eficientes que el resto, para poder entrenar el mismo número de horas, alimentarse, trabajar sus horas extra y descansar como se debe.
Para cumplir con el esfuerzo que requiere mantener su vida en orden y además hacer deporte, una madre necesita de una gran fuerza de voluntad. Realmente deben amar lo que hacen y tener un deseo inquebrantable de alcanzar los objetivos que se persiguen.
Todo objetivo se alcanza sólo si se tiene un alto nivel de compromiso. Esto se aplica tanto para la vida como para el deporte. La madre lo sabe, y si puede cumplir con su vida, su entrenamiento y su competencia es porque se encuentra desarrollando una capacidad de compromiso superior.
Más allá de que se den los resultados en la competencia, la mujer que enfrenta estos retos sólo lo puede hacer porque cuenta con una elevada autoestima. De lo contrario habría caído derrotada al poco tiempo de haber empezado.