Deporte y Escuela

Una preocupación frecuente en los padres de escolares que practican deporte es la forma en que deben manejar el tiempo de sus hijos. Mientras que hay familias que emplean soluciones sorprendentes pero difíciles de imitar, otros encuentran frustración, problemas y decepciones. Los efectos negativos de las decisiones que no funcionan se perciben en los chicos en el corto y mediano plazo. Los principales que he podido observar parten del desgaste físico y mental, pasan por el distanciamiento de los amigos, y pueden terminar con perder el año o cambiarse de colegio.
¿Qué importancia tiene el deporte para el chico?
Para tratar de resolver aquellos y otros problemas, los padres deben hacerse esta pregunta clave. Además es conveniente seguirse cuestionando cada cierto tiempo, pues la respuesta suele cambiar.
Una contestación posible es que el deporte es tomado como complemento a la formación del niño. En este caso es totalmente secundario al estudio, y se lo realiza como actividad física o recreativa cuando hay la oportunidad de hacerlo, con un nivel de responsabilidad variable.
En otros casos el deporte es tan importante como el estudio. Aquí seguramente se tiene una gran responsabilidad con el talento y las habilidades atléticas del chico. Al tratarse de un deportista con proyección, se tiene que definir claramente el número de horas diarias y semanales destinadas a entrenar, las fechas de competencia, el lugar de entrenamiento, etc. Además se debe establecer una muy buena comunicación con los profesores y la dirigencia de la escuela.
En un reducido número de casos resulta una buena idea pensar que el deporte es más importante que los estudios. Lamentablemente debo decir que la mayor parte de los casos conocidos por mí, cuando los padres han tomado esta opción, el tiempo ha demostrado que estuvieron equivocados. Sin embargo casi todos han escogido una estrategia en común, la cual les ha ayudado a alcanzar sus objetivos en ese momento: Han llevado a sus hijos a colegios de poca exigencia, en los cuales con facilidad pasan de curso y se gradúan. Ventajosamente en los últimos años ha surgido un reducido número de instituciones educativas serias que ofrecen ventajas a los deportistas de alto rendimiento, manteniendo un nivel de exigencia educativa responsable.
El Tiempo Libre
La administración del tiempo de un atleta y sus padres muestra diferencias notables con familias menos deportivizadas, porque se tienen más responsabilidades, más cosas que hacer, más desgaste y más caminos que recorrer. (En este caso nos encontramos hablando de deporte, pero en realidad se aplica lo mismo a cualquier actividad extra curricular en la cual se esté persiguiendo la excelencia). Resulta que mientras el deportista social realiza sus prácticas y compite en su tiempo libre a manera de hobbie, el atleta de alto rendimiento y su familia sacrifican ese tiempo libre en beneficio del entrenamiento y las competencias. Está claro que una de las primeras cosas de las cuales se privan los atletas de alto rendimiento y sus familias es el tiempo libre.
El buen manejo de horarios se vuelve esencial para conseguir los objetivos buscados, disminuyendo el desgaste y las tensiones. La mayoría de los principios que proponemos a continuación son útiles tanto para quienes toman el deporte con intenciones de proyectarse internacionalmente como para los que lo tienen como hobbie.
Las Tareas y el Entrenamiento
En general conviene, siempre que se pueda, cumplir con tareas escolares antes de hacer deporte. Es más fácil rendir físicamente después de esfuerzo mental que rendir mentalmente cuando se está físicamente cansado.
Siempre que sea posible hay que programar los entrenamientos de media tarde en adelante, dejando un par de horas para hacer deberes y estudiar antes de hacer deporte. Cuando el tiempo no alcance, se tiene que tratar de hacer las tareas más difíciles primero y dejar lo más fácil para cuando uno regresa cansado de entrenar.
Digestión y descanso
Conviene manejar buena alimentación y dejar períodos razonables de descanso y digestión. La digestión provoca importantes consumos de oxigeno que no se combinan bien con estudios ni ejercicio. Hay que procurar comidas ligeras antes del deporte o el estudio. Aunque las opiniones difieren, se suele aconsejar un buen desayuno y buen lunch en el colegio, un almuerzo rico en carbohidratos y fibra, un buen snack en la tarde y una cena liviana. Expertos recomiendan de una a tres horas entre las comidas y el ejercicio. Por eso hacer deberes y estudiar luego del almuerzo calza bastante bien antes de ir a entrenar.
En cuanto al descanso, se sabe que el desgaste físico del deportista hace que su cuerpo requiera ciclos de recuperación. Tiene que definirse una hora para ir a dormir y se la tiene que respetar.
Transporte
Las distancias ya son un problema en las ciudades más grandes. Escoger colegios y centros de entrenamiento cercanos a casa es una gran ventaja. No es justo que los niños sacrifiquen momentos de descanso o el escaso tiempo libre mientras viajan de casa al centro de entrenamiento. Estudiar o comer en el carro son opciones forzadas que conviene evitar.
Competencias
Hay que tratar de definir el calendario de competencias desde que empieza el año lectivo, pensando que es mejor que los campeonatos y los viajes no se crucen con fechas importantes del colegio. Al tratar el tema de los exámenes, muchos prefieren adelantarlos en vez de postergarlos, pensando que los profesores aceptarán esa propuesta más fácilmente. Aunque es posible que eso sea cierto, conviene conversar caso a caso con el maestro. La comunicación con el personal docente es esencial, pero también se debe cultivar un buen vínculo con la dirigencia. Las faltas por deporte no deben ser una sorpresa sino una demostración de responsabilidad en la búsqueda de la excelencia.