Jóvenes Campeones

Cada vez que alguno de mis alumnos consigue éxitos a nivel juvenil, como ganar campeonatos o ser escogido para selecciones nacionales, me pregunto cómo reaccionarán él y su familia.
Aunque suelo recomendar disfrutar el momento y festejarlo, con el tiempo me he vuelto escéptico en cuanto a la idea del “exitoso futuro deportivo garantizado” de los chicos que consiguen triunfos juveniles. Si bien es cierto que un chico que gana como juvenil da señales prometedoras, también es verdad que el que no quedó campeón puede llegar a tener éxito más tarde gracias a su talento, trabajo y perseverancia, mientras que quien interpretó mal las señales de triunfo tal vez no llegue tan lejos.
He podido encontrar una gran variedad de respuestas tanto en los campeones juveniles, como en sus familias y entrenadores. Las más notables son las siguientes:
Me encanta ganar
Y a mí me encanta que ganes. Celebra hoy, haz una fiesta, sueña con tu triunfo y alimenta el deseo de volver a hacerlo. Pero mañana tu triunfo será un bello recuerdo, la realidad es que debes volver a prepararte para tu próximo evento.
Tengo estatus de campeón
Es un factor motivacional y de autoestima importante, pero no volverás a ganar en el futuro sólo porque lo lograste en el pasado. Si te gustó tienes que trabajar duro para seguir haciéndolo. Tus contrincantes también quieren ganar y mientras estás mirando tu trofeo ellos ya se fueron a entrenar.
Soy el mejor
En el deporte se vive el presente: cada carrera, partido o torneo es una nueva realidad que se construye en ese momento. Fuiste quien hizo mejor las cosas esta vez. Aprende de lo que hiciste bien y fortalécete gracias a ello.
Ahora todos querrán ocupar mi lugar
Más o menos cierto. Todos quieren el lugar del campeón, pero mejor te aclaras que no es propiedad tuya. Aunque esta vez ganaste, el próximo campeonato no tiene dueño. Si quieres volver a ocupar el lugar, prepárate bien porque asimismo hay otros con suficiente fuerza y talento para hacerlo.
Alcancé mi objetivo
Lee esto muy despacio, puede ser difícil de comprender: seguramente ganaste porque alcanzaste tus objetivos, no es que alcanzaste tus objetivos porque ganaste. A veces es el rival quien pierde y uno se lleva el triunfo gratis: ¿qué objetivo puedes decir que alcanzaste entonces, si el trofeo cayó en tus manos sin esfuerzo? Puedes celebrarlo, pero conociendo la realidad. La otra cara de la moneda es que hayas logrado tus objetivos técnicos, tácticos o de rendimiento y perder porque tu rival te superó en una competencia digna de ESPN. En ese caso creciste, alcanzaste objetivos pese a no ganar, y también vale celebrar.
Tengo futuro
Yo creo que si ganaste haciendo las cosas bien debes tener potencial para hacer cosas importantes. Y si piensas en el futuro estás mirando en dirección correcta. Trata de ver claramente cuál es ese futuro que quieres alcanzar. Como juvenil te recomiendo trazarte objetivos claros a dos años, y marcar los objetivos intermedios que tengas que alcanzar en el camino.
Tengo talento
No estarás solo: a partir de cierto nivel todos tienen talento, y la diferencia la hace quien lo cultiva mejor. Lo que realmente importa es si tienes la capacidad para asumir responsablemente tu talento.
Estoy en el camino correcto
Hay quienes piensan que ganar torneos juveniles significa haber llegado a alguna parte. Yo les digo que alcanzaron un punto de partida, lo cual ya es bastante pues muchos no llegan siquiera allí. Pero más importante es el camino que tienes delante, y sólo dentro de algunos años sabremos si lo seguiste correctamente.
Aprendí mucho
Si ganas o pierdes sin haber aprendido, el esfuerzo fue en vano. Pon atención a lo que hiciste bien y cómo lo hiciste, porque seguramente tendrás que repetirlo. Espero que tu familia y entrenador también hayan aprendido y se fijen en la manera como contribuyeron a tu éxito.
Conclusiones
Los éxitos juveniles son hitos posibles pero no necesarios en el proceso de desarrollo deportivo. Si bien se siente espectacular ganar o ver a un hijo quedar campeón, cuando se piensa a largo plazo lo que estamos observando hoy son indicadores de potencial, de talento y de responsabilidad.
No todos pueden ser campeones y casi nadie puede ser campeón todas las veces. Todo juvenil, campeón o no, debe seguir un plan que lo lleve a objetivos técnicos, tácticos y de rendimiento; los resultados llegarán cuando deban hacerlo.

Publicado en Clubes La Revista, Agosto de 2009